Guerras de ayer, partidos de hoy, crímenes de mañana

Por Pascual Tamburri Bariain, 11 de marzo de 2003.
Publicado en El Semanal Digital.

El PSOE es un partido con una larga historia. Para bien o para mal ha sido protagonista de un siglo largo de la vida de España, y entre los partidos con representación parlamentaria sólo es seguido, de lejos, por el PNV y el PCE, sus actuales socios. Que el pasado y el presente de estos aliados sea democráticamente impresentable sólo en parte hace buena la trayectoria del socialismo español.

Este PSOE es un partido del siglo XIX, que sobrevive en el siglo XXI como marca común de una serie de partidos regionales, algunos de ellos francamente nacionalistas. Y el PSOE, en los últimos meses, trata de buscar unidad en sus filas y publicidad en la sociedad recordando lo peor de la historia española del siglo XX.

En los parlamentos autonómicos y en los Ayuntamientos el PSOE está presentando, con intensidad creciente, una serie de mociones e iniciativas de reconocimiento y homenaje a los combatientes del bando gubernamental en la Guerra Civil, a los milicianos, a los brigadistas internacionales y a las víctimas de la represión franquista. El pasado lunes, en el Parlamento de Navarra, fue aprobada una de estas mociones, en este caso referida a los condenados a muerte en aquella provincia durante el conflicto y después del mismo.

El fondo de la moción es compartible por cualquier persona de bien: no es aceptable que nadie sufra o muera por sus ideas políticas, sociales y religiosas. Pero el PSOE no plantea una batalla moral, sino una mezquina lucha electoralista. Así como Zapatero quiere ganar unas elecciones gracias a una guerra futura, sus corresponsales provinciales y provincianos insisten en ganarlas gracias a una guerra pasada. Y no de cualquier modo: la manipulación del pasado une a todas las oposiciones, del socialismo al comunismo pasado por el nacionalismo e incluyendo a Batasuna. Es lógico, porque con esos mismos aliados, antibelicistas de hoy, antifranquistas retrospectivos, quiere gobernar Zapatero.

Lo sucedido en Pamplona puede considerarse un modelo de la estrategia Zapatero: el PSOE pudo acordar una moción con los populares navarros, condenando todos los asesinatos políticos -en los dos viejos bandos, y también los asesinatos de Eta. No quiso hacerlo, se olvidó de las víctimas de Eta, acusó a la Iglesia de las muertes de 1936 (pese a la advertencia pública del arzobispo Fernando Sebastián) y votó de la mano de la extrema izquierda, de los terroristas y de los independentistas. Esa es la coalición que Zapatero ofrece para gobernar Navarra en 2003 y España en 2004. Rompiendo, además, la idea de reconciliación nacional que presidió la Transición.

Por Pascual Tamburri Bariain, 11 de marzo de 2003.
Publicado en El Semanal Digital.