Músicas celestiales

2012 fue año de centenarios, la mayor parte de los cuales pasaron sin pena ni gloria. Había que elegir, pero no se si se eligió con el mejor criterio. Se dio algo de importancia al recuerdo de la Constitución de 1812, pero casi ningunoa la batalla de las Navas de Tolosa de 1212, más importante para España y menos polémica. Y qué decir de 1412, del decisivo Compromiso de Caspe. Por no hablar de un 1512 en la práctica regalado a los abertzales. No se puede vivir del pasado, pero es estéril intentar vivir sin él. Y no son sólo los políticos españoles los que lo ignoran o sólo lo usan a su gusto.

Peligro, católicos

Cuando un grupúsculo de extrema izquierda afín al terrorismo presiona a los políticos para que legislen a su gusto, ahora lo llaman escrache. Incluye insultos de palabra y de obra, presión en los medios y en la calle, manifestación y manipulación sin disimulo. Escrache: para muchos, una nueva y legítima forma de acción pública, a la que tienen derecho todos y cuanto más a la izquierda con más razón.

¿Dos Españas?

Llevamos más de dos siglos creyendo no sólo que somos distintos sino que además somos peores que otros europeos, y que una parte esencial de esa diferencia y de esa inferioridad es nuestra aparentemente eterna división en “dos Españas”. Luego nuestros historiadores, nuestros periodistas y nuestros políticos han hecho el resto: para explicar los problemas del presente han recurrido a supuestos errores del pasado, elevando a categoría permanente a celtas e íberos, agramonteses y beamonteses, colegiales y manteístas… como si fuesen querellas precursoras de las de liberales y carlistas, rojos y azules, izquierdas y centro (derecha en España no hay).