El poder de la extrema izquierda

Por Pascual Tamburri Bariain, 25 de junio de 2004.
Publicado en El Semanal Digital.

Las opiniones de la extrema izquierda nunca se llevarán a la práctica, en un futuro previsible, pero condicionan las políticas del PSOE y de la izquierda teóricamente moderada.

A lo largo de la campaña electoral del pasado mes de julio se dijeron muchas tonterías, algunas de las cuales siguen sin denuncia pública. Otras ya han merecido los chistes que cabía esperar del humor hispánico. Todas ellas, sin embargo, definen nuestro presente y planean nuestro a veces preocupante futuro.

Puestos a decir simplezas, sandeces o cosas ridículas -depende de cómo se vea el asunto- Izquierda Unida sigue detentando varios primados mundiales. Es, con toda probabilidad, la única izquierda que sigue diciendo en sus mítines y en sus programas, sin pudor, que la solución para la inmigración ilegal consiste en hacer legales a todos los inmigrantes, de manera que cualquiera que lo desee, por el simple hecho de llegar a España, tenga los derechos de un español.

La propuesta comunista es atrevida, sin duda. El efecto de su aplicación sería incalculable, estelar, y llevaría a Gaspar Llamazares a todos los libros de historia. El «efecto llamada» sería tal que en cuestión de meses los extranjeros serían más numerosos que los españoles, y el mismo concepto de España desaparecería. Por no hablar de la riqueza, que ahora atrae a los extranjeros pero que en ese caso quedaría en poco o en nada.

La verdad es que los comunistas y sus aliados tiene bastante que ver con los movimientos migratorios, pero no aciertan a comprenderlos. Como ágilmente ha recordado Jon Juaristi, no se conoce un solo caso de un país comunista agobiado por la inmigración hacia él, ni tampoco un solo caso de país del «socialismo real» que haya logrado evitar la emigración salvo convirtiendo el país entero en campo de concentración. Los ciudadanos huyen del comunismo allí donde pueden, lo que también puede explicar el escaso éxito de Izquierda Unida conforme la democracia se consolida en España.

Una España en manos de Izquierda unida, es cierto, resolvería el problema de la inmigración de una manera aún más eficaz: la política económica que predican los discípulos de Lenin resulta ser destructora de riqueza, de tal manera que un país gobernado por ellos sería particularmente poco atractivo para un inmigrante, que tiene a preferir -cosa curiosa- el corrupto mundo capitalista explotador.

Pero las opiniones de la extrema izquierda en materia migratoria son muy importantes por otra razón. Nunca se llevarán a la práctica, en un futuro previsible, pero condicionan las políticas del PSOE y de la izquierda teóricamente moderada pero fácticamente acomplejada. Y así, en suma, el PSOE termina diciendo y haciendo cosas que sus votantes jamás desearon, y que los españoles aprecian más bien poco.

Por Pascual Tamburri Bariain, 25 de junio de 2004.
Publicado en El Semanal Digital.