El Estatuto contra la economía catalana

Por Pascual Tamburri Bariain, 9 de octubre de 2005.
Publicado en El Semanal Digital.

El Estatuto de Maragall no sólo es anticonstitucional, sino que puede significar una crisis económica. Los catalanes pagarían el precio de acabar con el mercado nacional.

Hay múltiples evidencias de inconstitucionalidad en la reforma del Estatuto autonómico de Cataluña. El proyecto de Pasqual Maragall y de José Luis Rodríguez Zapatero parte de una premisa falsa, que Cataluña es una nación y que por consiguiente España no lo es. Cada vez más voces dentro y fuera del PSOE se suman al coro de protestas. Pero han empezado también las protestas de los empresarios e inversores. Porque Zapatero no sólo ha aceptado que España deje de ser una nación unida, sino también que se rompa como mercado unido.

Pere Bonet es un alto directivo del Grupo Freixenet y presidente de la Cofradía del Cava de Sant Sadurní de Anoia. A pesar de la supuesta adhesión a Maragall del empresariado catalán, el sector del cava ha expresado a través de Bonet su inquietud ante las consecuencias del «anticatalanismo» provocado por el futuro Estatuto. Y se recuerdan bien los efectos en el mercado español del cava de las declaraciones de Josep Lluís Carod-Rovira contra Madrid 2012.

El cava no es más que un síntoma de lo que puede pasar, ante posibles reacciones viscerales de muchos españoles del resto de regiones. Y no debe olvidarse que el empresariado catalán ha disfrutado durante más de un siglo de un «mercado cautivo» en España, desde el arancel Figuerola. No se han medido las consecuencias económicas del paso, pero los autores del Estatuto no piensan precisamente en el bienestar de los ciudadanos que trabajan.

Es notable, en este sentido, que la prensa económica de Madrid recoja noticias políticas sobre el Estatuto, en uno y otro sentido. Porque ningún economista ignora las consecuencias de una ruptura de la nación española: antes de llegar a ella, como prevén los empresarios del cava, y por supuesto después, con los dos sistemas económicos separados que trata de crear el texto pactado por el Tripartito.

La respuesta más sensata, también en lo económico, ha venido de Castilla – La Mancha. El socialista José María Barreda y el popular José Manuel Molina se han puesto de acuerdo en definir la realidad española como un único espacio de solidaridad, un único mercado y un espacio económico igual para todos. Y no está claro que precisamente Cataluña -los catalanes de a pie, los que venden sus productos en Madrid, proceden de Murcia o van de vacaciones a Canarias- vaya a ganar algo con la ruptura.

Quien sí espera ganar algo -las próximas elecciones- o al menos conservarlo -el poder dentro y fuera de su partido- es el presidente del Gobierno. Zapatero busca un maquillaje superficial del Estatuto, que aludiendo a «una nación dentro del Estado» y otras variantes de lo mismo mantenga la unidad del PSOE sin renunciar al Estatuto. Pero no ha hecho números: no sabe cuánto va a costar todo esto, ni quién lo va a pagar, ni realmente le importa.

Por Pascual Tamburri Bariain, 9 de octubre de 2005.
Publicado en El Semanal Digital.