Rajoy hace crecer al PP y Zapatero procura unir al PSOE

Por Pascual Tamburri Bariain, 6 de noviembre de 2005.
Publicado en El Semanal Digital.

Zapatero venció la votación del Estatut, pero Rajoy se ganó a la opinión pública. Mientras, Ibarretxe y el PP se preguntan si había diferencias entre el plan vasco y el catalán.

El 2 de noviembre, «un día aciago» en palabras del ex vicepresidente del Gobierno y presidente de la Comisión Constitucional del Congreso, el socialista Alfonso Guerra. Los rostros y los gestos del Grupos Socialista tras la interminable sesión sobre la aceptación o no del proyecto de reforma del Estatuto de autonomía catalán eran tan variados como grande es la distancia política que separa al viejo lugarteniente de Felipe González del actual secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero.

Sin embargo, pese a todos los malos humores y descontentos, y pese a todas las declaraciones contradictorias, Zapatero está consiguiendo mantener unido a su partido, aunque desde luego las encuestas no le van bien. Ni uno solo de los teóricos «diputados rebeldes» socialistas votó contra las indicaciones de Alfredo Pérez Rubalcaba. Todos, con Zapatero; todos, sin fisuras, con el hombre de la cariñosa recepción al republicano catalanista Josep-Lluís Carod Rovira y al nacionalista Artur Mas. Se necesitan, luego se quieren.

Todas las esperanzas de un «voto en conciencia» se han demostrado infundadas. Ni uno. Algunos, como el presidente de Extremadura Juan Carlos Rodríguez Ibarra, habrán preferido «antes con Carod que con la derecha». Otros, simplemente, ven que por encima de sus principios está el futuro político del PSOE, y el poder no se conserva sin el Tripartito. Faltó a la unidad el ministro de defensa y eterna alternativa a Zapatero, José Bono, como habitualmente viene faltando a los Consejos de Ministros, que encontró una vez más un compromiso más importante.

Pero el protagonismo no fue de ninguno de los quince oradores favorables al Estatuto que modifica la Constitución. Fue el presidente del Partido Popular Mariano Rajoy, que supo encontrar las palabras, el tono y las formas para que todos los diputados entendiesen qué se estaba discutiendo en realidad. Zapatero quiso hacer de la votación un plebiscito contra el centro derecha. Rajoy convirtió la sesión en una explicación ante la nación de por qué y cómo el Gobierno y sus aliados quieren cambiar de Constitución. Perdió la votación pero ganó ante la opinión.

Rajoy se encontró, sin embargo, con un aliado inesperado: los nacionalistas vascos. El «plan Ibarretxe», hace unos meses, fue rechazado en su tramitación en el mismo Congreso porque contenía normas inconstitucionales y porque implicaba una reforma de la Constitución. El portavoz socialista Rubalcaba dio entonces una serie de razones, y señaló que había al menos medio centenar de puntos inconstitucionales. Hoy, el mismo partido socialista, ante una situación similar, ha votado lo contrario. El presidente autonómico vasco, Juan José Ibarretxe, ha dicho con otras palabras lo mismo que Rajoy: «tan legítima es la propuesta del Parlamento catalán como la del Parlamento vasco».

El PSOE está ahora ante sus propias contradicciones. Si saca adelante el Estatuto catalán sólo con leves retoques tendrá que explicar por qué rechazó el de Ibarretxe. Porque la única diferencia real es su alianza con el Tripartito y la existencia de un terrorismo nacionalista vasco. Y Zapatero moverá sus siguientes bazas en esa dirección, para acabar con su contradicción.

Por Pascual Tamburri Bariain, 6 de noviembre de 2005.
Publicado en El Semanal Digital.