El Gobierno debe aclarar la relación entre ETA, islamistas y 11 M

Por Pascual Tamburri Bariain, 14 de septiembre de 2006.
Publicado en El Semanal Digital.

Agustín Díaz de Mera, director general de la Policía cuando tuvieron lugar los atentados terroristas del 11-M, intervino ayer jueves en la compleja polémica pública sobre la investigación de los crímenes y sobre la posible participación de la banda ETA en ellos. Díaz de Mera, a cuyas órdenes se inició la investigación sobre los atentados, asegura que existen elementos para llegar a conclusiones muy diferentes de la versión oficiosa establecida.

En los últimos días se ha recrudecido entre periodistas y políticos el debate sobre la existencia y verosimilitud de una «hipótesis conspirativa» que asociaría al PSOE con ETA y con los atentados del 11 M, y que sería difundida por el Partido Popular y por ciertos medios de comunicación. Pero lo cierto es que, como ha dicho el presidente del PP, Mariano Rajoy, esa hipótesis no ha sido formulada más que para desmentirla, y lo que ahora hay que explicar más bien es la virulencia, la radicalidad y la torpeza de algunos de esos desmentidos y descalificaciones. Desde el PSOE y desde el Gobierno se han lanzado a defenderse de un ataque que no se producía, pero la misma defensa está haciendo aflorar dudas que en democracia no podemos permitirnos.

Díaz de Mera afirma haber recibido en los últimos tiempos llamadas de funcionarios de alto nivel que colaboraron en su etapa de Gobierno, que confirmarían que en su momento se investigó de manera expresa la relación de ETA con el 11 M. El informe de esa investigación nunca ha sido conocido por los ciudadanos.

Hay un interés político manifiesto en que la «versión islamista» sobre el 11 M no se discuta siquiera. En realidad, si quienes creen en esa versión están completamente seguros de su firmeza no deben obstaculizar la investigación en otras direcciones que en principio sólo pueden llevar al descrédito a sus defensores. Encauzar rígidamente la investigación dentro de unos márgenes casi dogmáticos es señal de escasa convicción en la defensa de su propia versión de los hechos, y por otro lado un atisbo del miedo que embargaría a aquellos cuyo poder depende de la «versión islamista» .

La pelota está en el tejado del Ministerio del Interior. Alfredo Pérez Rubalcaba tiene a su disposición todos los medios que antes fueron de su predecesor José Antonio Alonso, y tiene la obligación de ponerlos al servicio de España y no sólo del PSOE. Si el interés de partido, o el de facción dentro del partido, no coincide con el del país no hay duda sobre el deber de las Fuerzas de Seguridad. Rubalcaba no debe caer en la tentación de negar lo que sepa o de ocultar lo que pueda saber, porque en otro siglo y en otra década ya lo intentó con resultados bien conocidos en el «caso Gal». Por lo demás, nadie debería temer que esto beneficiase en exceso al PP, porque aunque se llegase a demostrar la nula relación de los crímenes con la guerra de Irak aún quedaría por depurar la responsabilidad de unos nombramientos que van mucho antes del 11 M.

Por Pascual Tamburri Bariain, 14 de septiembre de 2006.
Publicado en El Semanal Digital.