Berlusconi se acerca a Aznar y Pedrojota se aleja de Rajoy

Por Pascual Tamburri Bariain, 20 de noviembre de 2007.
Publicado en El Semanal Digital.

A estas alturas de la historia, a la que algunos bienintencionados colegas siguen llamando contemporánea -como si las ideas ilustradas y las consiguientes barbaridades à la Robespierre fuesen para siempre «contemporáneas»-, ya sabemos que los conceptos de «izquierda» y «derecha» tienen muy poco alcance, y que su significado es más bien local, circunstancial y relativo. Así que se puede ser «de derechas» haciendo, diciendo y pensando cosas totalmente distintas en dos lugares o en dos momentos. Y sin embargo hay una serie de constantes que hacen interesantes (o peligrosas) las comparaciones y las imitaciones.

Estos días vivimos dos procesos paralelos y, si se quiere, contradictorios. El líder del centroderecha italiano ha tomado decididamente como modelo el PP de José María Aznar, en la Península hermana más reverenciado que conocido. Mientras, entre nosotros, el PP vive en la contradicción entre la urgencia electoral y la defensa de principios que hoy peligran. El director de El Mundo, que ciertamente no pertenece a una derecha de principios, quiere que Rajoy subordine todo a la victoria electoral, lo que para él podría significar aceptar la cursilada del cambio climático, apoyar a Zapatero contra ETA y no mojarse en la manifestación del 24, fomentar más el descuartizamiento de embriones humanos y volver la espalda a todas las normas morales de la Iglesia incluyendo la Educación para la Ciudadanía, por ejemplo. Yo no sé si ese camino llevaría al poder a Rajoy, pero desde luego no llevará a La Moncloa los principios básicos de la derecha española; y de lo que sí estoy seguro es de que Berlusconi tiene mejores cosas que imitar, y hasta que ofrecer, antes de seguir semejante tipo de sugerencias.

Una derecha distinta y sólida

La derecha italiana es, tanto por razones históricas como legales, muy diferente en su envoltorio político al PP. Alleanza Nazionale, Forza Italia, Udc, Azione Sociale, La Destra, Fiamma Tricolore, Movimento per le Autonomie, Democrazia Cristiana per le Autonomie, Democrazia Cristiana, Rifondazione Socialista, Partido Republicano y algunas fuerzas menores locales y regionales componen un amplio espectro, al que se suman los restos de la ahora autonomista Liga Norte. Curiosamente, en esa enorme variedad hay lugar para todas las ideas y todas las formas; cada cual conserva su personalidad y aporta a un «fondo común» programa, candidatos, medios y votos. No es, desde luego, una fórmula perfecta, pero ha permitido que la derecha gobierne establemente el país y vaya ahora por delante en las encuestas sin obligar a nadie que renunciar a ser lo que es. Ah, y no se lo pierdan: aún hay más partidos de derecha y ultraderecha, fuera de la coalición.

Pero lo más llamativo, por contraste con el PP, es el vigor social de la derecha. No se trata de unas siglas electorales, sino de todo un sector de la sociedad con sus dinámicas movimentistas, desde la católica a la postfascista (que se superponen) pasando por la liberal (para ser sinceros muy magra ésta). ¿Y Berlusconi quiere fundar un partido único para uniformar todo esto? Realmente el Partido del Pueblo Italiano por la Libertad es una vieja aspiración de Berlusconi, para garantizarse el control de su propia sucesión, sea cuando se retire sea cuando los jueces lo hagan; y sólo en un gran partido único puede evitarse lo inevitable, que a día de hoy es que el heredero sea Gianfranco Fini sin pagar ningún precio.

Ahora bien, como estamos entre gente educada, Fini ha sido el primero en apoyar -a su manera- la idea. Sutileza por sutileza, por su estructura política y social es imposible que la derecha italiana deje de ser lo que es para llegar a ninguna parte. Pedrojota creerá que eso es lamentable y aconsejará a Rajoy lo que le convenga (a él, no a Rajoy). Yo, por mi parte, creo que en cuanto a perseverancia y eficacia, a partir de una situación objetivamente mucho peor, algo podríamos aprender aquí más que dejar que nos imiten en lo que de gris, mezquino y mediocre tiene el centroderecha carpetovetóvico.

Por Pascual Tamburri Bariain, 20 de noviembre de 2007.
Publicado en El Semanal Digital.