Astilleros: un problema de altura

Por Pascual Tamburri Bariain, 14 de septiembre de 2004.
Publicado en El Semanal Digital.

Las propuestas sindicales, acogidas con favor por los actuales gestores del poder, no son soluciones, sino medidas que agravarán a medio y largo plazo el problema. A veces no basta el talante.

Una vez más -y parece ser costumbre que los Gobiernos socialistas empiecen así en España- la industria metalúrgica pesada se enfrenta a una crisis. Los astilleros públicos españoles se enfrentan a la reestructuración y al cierre, porque en las actuales condiciones del mercado internacional no son competitivos, ni pueden serlo. Tales son los hechos.

Los sindicatos mayoritarios piden al Gobierno que subvencione el sector y lo mantenga vivo sin tener en cuenta las consideraciones del mercado. Es una tradicional propuesta de la izquierda y de la extrema izquierda: financiar por razones políticas empresas que no son rentables y que no son estratégicamente necesarias. Y es una muestra más del talante de José Luis Rodríguez Zapatero: sonrisas, promesas, seguridades, cuando todos los datos coinciden en señalar que la crisis es inevitable, que la Unión Europea no tolerará una ulterior inversión de dinero público, y que nuestros astilleros civiles no tiene ni van a tener carga de trabajo adecuada a sus actuales dimensiones.

Frente a los hechos, las soluciones. Las propuestas sindicales, acogidas con favor por los actuales gestores del poder, no son soluciones, sino medidas que agravarán a medio y largo plazo el problema. La lógica económica, pero también la lógica de un Gobierno que se preocupase realmente por las necesidades sociales, impone decisiones drásticas. Han de mantenerse vivas las ramas de la industria naval económicamente viables y estratégicamente necesarias -para empezar, la industria naval militar. Para ello, habrá que diseñar un plan que progresivamente sustituya las industrias y ramas productivas inviables por otras iniciativas empresariales.

El dinero público está al servicio de los intereses nacionales. No es legítimo dilapidar los medios del Estado y el prestigio de éste y de sus empresas en concesiones demagógicas. Los trabajadores que queden sin empleo deben recibir garantías, pero a través de la instalación de otras empresas que sí respondan a criterios de rentabilidad y de futuro. Zapatero debe ir aprendiendo que una sonrisa no siempre es la solución, y que a veces hay que decir las cosas al pueblo con realismo y veracidad. Sin eso, lo que hoy es una crisis mañana puede ser un drama social

Por Pascual Tamburri Bariain, 14 de septiembre de 2004.
Publicado en El Semanal Digital.