A la Moncloa se llega por la calle

Por Pascual Tamburri Bariain, 10 de junio de 2005.
Publicado en El Semanal Digital.

Están que no les llega la camisa al cuerpo. Los socialistas, la izquierda, los chicos de Zapatero y de Llamazares, que son también los de Carod y a veces «los de la gasolina», se habían acostumbrado durante décadas a dominar la calle. Ya cuando don Manuel Fraga dijo aquello de «la calle es mía», en realidad, la derecha había abandonado los espacios públicos, si es que alguna vez había estado en ellos.

Y durante todo ese tiempo el centro derecha ha pagado el precio del abandono. A veces han ganado elecciones, otras veces las han perdido, pero siempre, en los momentos de crisis, ha visto cómo la masa que salía a pedir, a protestar y a gritar era manipulada por la izquierda. De hecho, la importancia de esa carencia era negada por muchos, que parecían tener miedo a la calle, miedo a las reivindicaciones, miedo a la gente. Pensaban que se podía gobernar sólo desde los gabinetes de imagen y desde los palacios.

Se equivocaban. Si había alguna duda, en marzo de 2004 se demostró que la ventaja de la izquierda en la calle tenía repercusiones políticas. Tan importantes que, junto a los poderes fácticos y mediáticos, José Luis Rodríguez Zapatero, con su pancarta, llegó a la Moncloa desde la calle y gracias a la calle.

Como de los errores se aprende, las opciones eran dos. O bien se seguía teniendo miedo a los españoles, y se intentaba volver a ganar unas elecciones sin dar la cara, o bien se cambiaba de actitud. Hombre, la verdad, sin grandes medios de comunicación a favor, el PP habría perdido su oportunidad para mucho tiempo de no darse cuenta de que tenía diez millones de ciudadanos a su favor, enfurecidos por la política sectaria de Zapatero y dispuestos a cualquier cosa con tal de hacer justicia.

Porque se trata de justicia. Lo que pidieron las víctimas del terrorismo el día 4 en Madrid, lo que pidieron los castellano leoneses en Salamanca ante el Archivo el 11, lo que van a pedir las familias católicas de nuevo en Madrid el sábado 18 es, sin más, justicia. Un Gobierno sectario se ha instalado en la demagogia. Llegó manipulando masas de gente, en buena medida engañadas. Lo que más daño le está haciendo es, por una parte, que sus detractores consiguen juntar más manifestantes y con más facilidad, y, por otra, que lo hacen sin mentir, sin manipular y diciendo cosas ciertas y sencillas. Porque las cosas son así, no se puede dar nada a ETA, no se puede olvidar la Historia de España, y no se puede alterar esencialmente nuestra estructura familiar.

Con la que se les está viniendo encima, en la Moncloa tienen miedo. No están acostumbrados a esto, pensaban que la derecha era un fósil, una construcción de gabinete, y se han encontrado con una calle que les es cada vez más hostil. Y ellos sí saben, aunque en la calle Génova algunos aún no, que esa calle lleva a la Moncloa.

Por Antonio Martín Beaumont y Pascual Tamburri Bariain

Por Pascual Tamburri Bariain, 10 de junio de 2005.
Publicado en El Semanal Digital.