Rajoy se la juega en su Convención

Por Pascual Tamburri Bariain, 10 de enero de 2006.
Publicado en El Semanal Digital.

El lunes 16 se reúne la Junta Directiva Nacional, máximo órgano entre congresos del Partido Popular. Y no es una cita como otra cualquiera, porque allí Ángel Acebes presenta sus planes -que son, en principio, los de Rajoy- para la tan traída y llevada Convención «popular» de marzo.

¿Qué queda a estas alturas de lo que iba a ser el paso del ecuador de la legislatura, para la oposición? Pues muy poco, por no decir nada. La dinámica endiablada que Zapatero ha impuesto en la política española ha quitado a todos la calma y la seguridad, y 2006 se ha convertido en año preelectoral. Así que, pensando en las municipales y autonómicas de mayo de 2007, pero también en un posible adelanto de las generales y, desde luego, con los dos ojos puestos en los grandes debates nacionales que el PSOE y sus socios han abierto, los de Rajoy se van de Convención.

No es lo mismo una Convención que un picnic campestre. Para campo, lo que se dice campo, el que los máximos dirigentes populares están viendo estos meses, con la costumbre de Mariano Rajoy de convocar «retiros» de fin de semana cuando hay que tomar decisiones o hay que afrontar grandes problemas. Pero lo que allí se dice, y se debate, es discreto si no secreto. Suelen estar Ángel Acebes, Eduardo Zaplana, Javier Arenas, Jaime Mayor Oreja, Pío García Escudero, Carlos Aragonés; pero faltan muchos, empezando por los «barones» autonómicos, y más de uno echa de más, que no de menos, a Pedro Arriola. La idea es que, una vez contrastadas posturas, todos adopten la del partido, y se agrupen en torno a Rajoy. La idea no es mala, y parece mucho más pedagógica que la severa aunque caprichosa disciplina aznarista. Pero sólo los resultados finales dirán si el «modelo Rajoy» de liderazgo -maitines, retiros, Convención- funciona. De momento, de puertas adentro, no faltan ni las sonrisas, ni las críticas ni, ay, las divergencias.

Lo de la Convención iba a ser para tomar el pulso de la sociedad, en un encuentro masivo pero organizado, en que dar cabida a la variedad del propio partido y del país. Era una idea buena, necesaria en un partido que desde hace muchos años ve crecer la distancia entre el programa explícito y el programa implícito; pero entre los apremios de Zapatero y las exigencias de los asesores de imagen el riesgo es que todo se quede en una foto y un discurso de Rajoy. Y no era eso.

El PP es muchas cosas, y la Convención era una ocasión excelente de mirarse a sí mismo en el espejo, sin el peso del poder y lejos de las elecciones. Probablemente vale la pena intentarlo. El PP tiene una posición excepcional en Europa, ya que reúne en sí mismo todas las «almas» del centro derecha, sin exclusiones; y así es a la vez un partido libera, nacional, de valores cristianos y democráticos, con una vigorosa sensibilidad social y una apertura envidiable a la diversidad regional, a las tradiciones seculares, a las tendencias más novedosas. El PP tiene en su seno, a diferencia del PSOE y de los partidos europeos de su propio estilo, un reflejo cabal de la sociedad. Esa riqueza, organizada en el partido y bien utilizada en la Convención, abierta sin miedo a la sociedad civil, podría ser la clave de una victoria contundente en la verdadera batalla, que es la de las ideas.

Si el equipo de Acebes no acepta esa posibilidad, el guión de la Convención será muy sencillo: gran reunión para proclamar a Marino Rajoy única esperanza frente a los problemas generados por Zapatero. Y sería verdad, pero se puede pedir más. Al fin y al cabo, en la Convención caben, como en el PP, también las ideas que no tienen lugar en una estructura rígida como la de FAES, y todas las personas que deben llevar no sólo a Rajoy a La Moncloa, sino a una aplicación sin complejos del programa profundo del PP, olvidado a veces en los años de Aznar y siempre oculto en la hojarasca de las imágenes. Porque el que se la juega es Rajoy, y nadie más, por decisión de él mismo.

Por Antonio Martín Beaumont y Pascual Tamburri Bariain

Por Pascual Tamburri Bariain, 10 de enero de 2006.
Publicado en El Semanal Digital.