La verdad más incómoda sobre Navarra

Por Pascual Tamburri Bariain, 13 de julio de 2007.
Publicado en El Semanal Digital.

Desde su promulgación en el verano de 1982, el Amejoramiento del Fuero o LORAFNA, nombre que recibe el Estatuto de la Comunidad Foral, ha sufrido una única modificación en su texto. En el año 2001 se reformaron los artículos relativos al procedimiento de elección del presidente del Gobierno navarro y a la facultad de disolver el Parlamento y convocar nuevas elecciones. Quién nos iba a decir, seis años después de aquella hazaña y un cuarto de siglo después de los avatares del 82, que estaríamos todo el verano rumiando el asunto.

Si en este tormentoso veranito de Puras y Zapatero hubiésemos tenido el Amejoramiento en su versión original sobre las cabezas del PSOE y NaBai habría pendido el hacha del procedimiento automático. Era sencillo, y todos los presidentes hasta ahora lo han tenido que usar de un modo u otro: si en un cierto plazo no había un presidente elegido por el Parlamento formaba Gobierno el candidato de la lista más votada. Puras y Zabaleta han negociado ahora sin ese miedo, y Sanz no ha contado con ese arma.

Aunque fue UPN en 2001 quien determinó esa modificación, ya durante las andanzas tripartitas de 1995 y 1996 de socialistas, abertzales y convergentes se habían planteado dudas sobre la «calidad democrática» del procedimiento automático. Interpelado sobre el asunto en el Senado por el separatista Estebe Petrizán, el entonces senador por Navarra Santiago Cervera Soto respondió de manera concluyente: «usted ha dejado deslizar a través de su intervención dudas, incluso explícitas, de que el sistema de designación del Presidente de la Comunidad Foral tenga esencia democrática. Eso no es cierto de ninguna manera … Otra cuestión distinta es que tenga determinadas componentes parlamentarias que a usted le gustaría que fueran otras. Pero a la Comunidad Foral no le cabe ninguna duda de que, en el momento en que elija a sus representantes, el sistema es el que es y, por lo tanto, su Presidente a lo mejor no tiene esa ortodoxia parlamentaria que usted reclama, pero, en cualquier caso, sí es un Presidente democráticamente elegido. Si lleváramos su razonamiento al extremo podríamos deducir que la mayor parte de los alcaldes de España tampoco son democráticos, puesto que han accedido a las alcaldías –por lo menos en la situación actual– a través del sistema de lista más votada» .

Han pasado doce años y la cuestión sigue sobre la mesa. ¿No es democrático que la lista más votada por los ciudadanos tenga cierta preeminencia institucional? ¿No es peligroso para la democracia que las normas faciliten el Gobierno a quienes perdieron en las urnas? ¿Podrá reprocharse a los más jóvenes que desconfíen del sistema parlamentario si ven cómo los más votados, los elegidos por la mayoría de la juventud, son mandados a la oposición? Habría que rescatar a este Cervera: entonces sabía hablar y desde entonces ha demostrado que sabe escribir. Qué cruel es la envidia en las comunidades pequeñas.

Por Pascual Tamburri Bariain, 13 de julio de 2007.
Publicado en El Semanal Digital.