El divorcio: un juez habla sin complejos de la crisis con más víctimas

Por Pascual Tamburri Bariain, 28 de abril de 2009.

Por fin un juez habla sin pelos en la lengua: el divorcio es un mal, pero se trata de evitar otros peores. Y más en tiempos de crisis, que sólo hace más caro un trámite inevitable.

Francisco Serrano Castro, Un divorcio sin traumas. Cómo superar los conflictos del divorcio mediante la mediación conciliadora y las soluciones extrajudiciales. Almuzara, Córdoba, 2009. 320 pp. 17,95 €

Es un hecho estadísticamente demostrado: las crisis económicas afectan a la demografía. Se conciben y nacen menos niños, se adoptan menos huérfanos, se casan menos parejas y también se divorcian menos. Pero este último dato no debe engañarnos: España ha entrado ya de lleno en la modernidad demográfica, y los límites a los divorcios y las separaciones no vienen dados ahora mismo por una recuperación de los principios tradicionales –cristianos, en nuestro caso- sino por la dificultad procesal y el coste económico. De manera que se fuerza una prolongación de la convivencia que no desea una o ninguna de las partes, creando las premisas de una violencia que –sin duda- es un mal mayor.

El juez de familia sevillano Francisco Serrano cree lo que la mayor parte de los españoles: que el divorcio y la separación son indiscutiblemente males. Pero también que son hechos ampliamente aceptados en nuestra sociedad, realidades consolidadas que sólo cabe regular, encauzar y gestionar para causar el menor daño. Porque el divorcio tiene siempre víctimas, que son por supuesto sus protagonistas, sus familias y por supuesto sus hijos cuando los hay.

Almuzara ha publicado las fundadas opiniones de Serrano en un libro que es algo más que un manual de autoayuda: se trata más bien de un cuaderno de bitácora para hombres y mujeres que navegan hacia una decisión temida, desconocida y no pocas veces catastrófica. La separación y el divorcio, por razones tanto sociales como legales, han sido en los últimos años en España un campo de batalla en el cual se han cruzado malos tratos y falsas denuncias de los mismos, abusos de todo tipo y acusaciones falaces de los mismos, luchas despiadadas por el patrimonio común, por la custodia y la tutela de los hijos, discriminaciones sexuales y quién sabe qué más.

Sobre el divorcio se habían publicado hasta ahora opiniones de tipo moral –contra él-, de tipo ideológico progre –a favor de él, porque sí- y de tipo puramente jurídico –como luchar y vencer en la batalla burocrática. Serrano aporta desde su experiencia algo diferente: se trata de cómo entrar y salir todos de un divorcio o de una separación recibiendo y causando el menor daño posible.

Entendamos una cosa: aunque pueda parecer lo contrario en un divorcio judicializado nunca hay vencedores. Todos, incluso cuando los tribunales dan la razón a una de las partes, son vencidos. Y lo son sobre todo los hijos, además de por supuesto la economía de las dos partes. Mientras la cosa ha permanecido en los juzgados de Familia las cosas han sido así; y en la medida en que se ha popularizado la utilización de la vía penal, favorecida por la actual Ley Integral contra la Violencia de Género, todo ha ido a peor. Ahora mismo basta que una mujer acuse a su pareja de malos tratos de cualquier tipo de abuso para que el hombre sea preventivamente tratado como culpable, y cualquier juez dispondrá unas medidas cautelares radicalmente favorables a la mujer. Tenga ésta o no razón, e incluso en los muchos casos en los que el hombre no sólo es absuelto sino que se demuestra la mala fe de la denunciante, el daño estará sobradamente hecho y agravado.

Serrano, dando por hecho que el divorcio es ya una realidad consolidada en la sociedad española, propone con sensatez un recurso más amplio a acuerdos extrajudiciales, que eviten en lo posible los daños a los niños y a los mismos cónyuges, en todos los sentidos. Es radicalmente injusto que una de las partes tenga privilegios por razón de sexo, del mismo modo que es estúpido buscar por ambas partes una victoria moral en un proceso que objetivamente es largo, y por lo mismo pésimo para ambos.

El juez Serrano ofrece en definitiva un análisis políticamente incorrecto, con abundantes ejemplos prácticos, de qué puede hacerse en la España del 2009 con el divorcio, para evitar que un mal se convierta en un drama masivo. Todos conocemos casos de esto. Las ideas de Serrano vienen a coincidir con las del psiquiatra Enrique Rojas, quien acaba de publicar en Temas de Hoy su Amigos, en el que continúa algunos de los temas ya anunciados en sus Remedios para el desamor. El matrimonio, como la amistad duradera, requiere madurez, y así las amistades en la adolescencia suelen ser intensas, pero no las más sólidas. Cuando por ambas partes falla la generosidad, cuando no aceptamos que psicológicamente funcionamos de manera diferente, el divorcio puede hacerse inevitable en una sociedad que para bien o para mal ha colocado el bienestar individual por encima del bien común.

Serrano no debe escandalizarnos, sino que sencillamente debe hacer pensar al lector, y debería hacer meditar al legislador, en cómo causar el menor daño posible a los más débiles y más inocentes.

Pascual Tamburri Bariain
El Semanal Digital, 28 de abril de 2009, sección «Libros».
http://www.elsemanaldigital.com/divorcio-juez-habla-complejos-crisis–95732.htm