Las dos razones del PP para correr la carrera hasta el final

Por Pascual Tamburri, 4 de octubre de 2010.

El partido de Mariano Rajoy gobernará en la mayoría de las regiones de España. En otras no, pero también allí importa que su sigla esté presente. Mientras, el PSOE se retrata con ETA.

La derecha se divide y la izquierda se une. Las encuestas van muy bien en muchos sitios, pero no en todos. Es evidente que hay que exigir a Zapatero que sea sincero y, acto seguido, que dimita. La vergüenza venezolana de ETA es una gota más en un vaso ya colmado. Pero algo más habrá que hacer.

El manido problema de la unidad de la derecha da para mucho. Tanto, que guardaré para el futuro los comentarios públicos y privados que estoy recibiendo u oyendo, no todos ellos publicables ahora pero sí casi todos educados. Uno me parece en especial interesante: «el centro derecha navarro está haciendo todo lo contrario a los nacionalistas, mientras que estos se unieron dejando a un lado sus grandes diferencias ideológicas y de todo tipo para beneficiarse de la ley electoral, nosotros, una vez más, estamos desunidos» .

Estamos, pues, de acuerdo en lo esencial: sería deseable la unidad de las fuerzas de centroderecha, que comparten espacio sociológico e ideológico. Esa unidad, mientras existió, fue un hecho positivo, y lo volvería a ser independientemente de lo que uno piense sobre las causas y culpables de la desunión. Ahora bien, ¿cómo y cuándo será posible esa unidad? La respuesta es que «de cara a las elecciones de mayo próximo es difícil negociar una coalición porque: ¿qué peso tiene que tener el Partido Popular en ella? Es difícil cuantificarlo cuando no ha concurrido a unas elecciones forales y municipales» .

Si varias empresas se unen o si una pareja se casa antes de hacerlo cada uno sabe qué aporta a la unión. El PP necesita que su sigla esté en las próximas elecciones para que se pueda ponderar su peso en Navarra, y a partir de ahí se podrá con serenidad estudiar los acuerdos postelectorales que procedan (contra el socialismo y contra el nacionalismo, hay que suponer) y los futuros acercamientos. Aunque ganar sea obviamente más difícil que en madria, en Asturias o… en la misma Andalucía. Una unión inmediata, aunque sea lo ideal para esa gran mayoría de navarros que no quisieron la separación, dejaría al PP en una posición muy difícil, en la que cualquier socio, pequeño o grande, podría atribuirse los méritos de un éxito… y no habría respuesta que darle. Esa es la gran diferencia entre 1991 y 2010. Para logra una unidad sólida, por tanto, puede argumentarse con sensatez que el PP ha de correr en solitario la primera parte de la carrera. Aunque es un debate abierto.

El PP tiene que «contarse», es una exigencia política. Una vez visto cuántos son sus votos ya no se le podrá acusar de ser un partido «fantasma», y podrá hacer política en la única dirección en la que al final convendrá hacerla. Pero, además, su presencia, pese a la división, sería buena en otro sentido: que haya varias siglas podría permitir un sano debate de ideas, en la que cada uno se sienta libre de aportar lo mejor de sí mismo y de movilizar a las partes de la sociedad más decepcionadas con la casta política, por una u otra razón; y podría haber sido la ocasión, además, de renovar el plantel de políticos en ejercicio, no tanto en los nombres como sobre todo, algo más importante, en los perfiles y metas. Otra buena razón para correr toda la carrera, si el debate y la renovación van a producirse de verdad y sin perder las raíces ni los papeles.

Dónde está el enemigo común

Pero PP, CDN y UPN, así como los independientes, los desanimados y los votantes de fuerzas menores, no deben olvidar dónde está el enemigo. El enemigo es el etarra Juan Carlos Besance Zugasti, que asesinó al concejal de Leiza José Javier Múgica. El enemigo es José Luis Rodríguez Zapatero, que ha avalado internacionalmente al régimen promarxista de Hugo Chávez, un régimen en el que el etarra Arturo Cubillas Fontán impartió cursos de formación terrorista al asesino y ocupa un alto cargo. El enemigo es José Luis Úriz, concejal socialista en Villava, que dedicó el cohete de inicio de fiestas a Arnaldo Otegui.

El enemigo es una izquierda que cree en los «procesos de paz» de los asesinos, y que va a jugar esa carta en 2011 y en 2012 como la jugó antes. Y eso, aunque lo deseable no sea aún posible, no hay que olvidarlo. Tampoco en las alianzas, ni en Pamplona ni seguramente en Vitoria.

Otro día hablaremos de combinaciones de siglas. Algunas que se oyen suenan francamente mal.

Pascual Tamburri Bariain
El Semanal Digital, 4 de octubre de 2010, sección «Ruta Norte».
http://www.elsemanaldigital.com/blog/razones-para-correr-carrera-hasta-final-109950.html