Gonzalo Robles reforzará la lucha contra la inmigración ilegal

Por Pascual Tamburri Bariain, 22 de noviembre de 2003.
Publicado en El Semanal Digital.

Como Delegado del Gobierno, Gonzalo Robles, antiguo aunque joven militante popular, sabe algo que muchos políticos parecen haber olvidado: que lo primero es servir al pueblo español.

España ha logrado en las últimas semanas un éxito diplomático sin precedentes. El vecino reino de Marruecos ha reconocido finalmente su responsabilidad en el tráfico ilegal de personas en nuestra frontera meridional, y ha aceptado el establecimiento de medidas mancomunadas para impedir esta nueva forma de esclavitud. La política de dignidad y prestigio de José María Aznar está dando aquí sus frutos, ya que nadie puede ignorar la determinación de España para defender sus intereses.

En este contexto internacional mejorado, y con una reforma legislativa en curso, Gonzalo Robles ha recibido el difícil encargo de coordinar, como Delegado del Gobierno, la política de inmigración. Su experiencia como hombre del Partido Popular en la Administración será aquí extremadamente valiosa, ya que se trata de coordinar muchos intereses y muchas políticas. Además, la naturaleza de la cuestión hace particularmente trabajoso su encargo, ya que deberá enfrentarse con los dogma progresistas que enarbola cierta prensa y con los mitos políticos que ostenta cierta izquierda y a los que se somete cierta derecha.

Robles, como antiguo aunque joven militante popular, sabe algo que muchos políticos parecen haber olvidado en 2003: que lo primero es servir al pueblo español, defender sus intereses a corto, medio y largo plazo, encarnar ese espíritu del pueblo más que pensar en metas individuales o de partido. Al final, los españoles saben distinguir entre quienes trabajan por ellos y quienes se limitan a seguir los vientos cambiantes de la prensa, de las encuestas y de la supuesta corrección política.

Su nombramiento en este preciso momento, además, tiene un claro contenido político: Mariano Rajoy va a acudir a las urnas en 2004 con una gran cosecha de éxitos, pero con algunos puntos negros en la gestión Aznar. Uno de ellos es la inmigración, donde se han agolpado los cambios de leyes, pero donde los problemas -ilegalidad, inseguridad, marginación, crisis de identidad nacional- no han hecho más que crecer. Robles, que desde su nueva responsabilidad podrá tener un perfil más político que su antecesor, es el encargado de deshacer el entuerto, y de dar a los españoles la sensación de seguridad -basada en hechos- que ahora no tienen. Hacían falta cambios, y ya están aquí. Que sea en hora buena.

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Por Pascual Tamburri Bariain, 22 de noviembre de 2003.
Publicado en El Semanal Digital.