Iberoamérica: ¿choque entre dos Imperios?

Por Pascual Tamburri, 24 de noviembre de 2004.

Pascual Tamburri recuerda en este artículo que la América hispanófona, por muy intensos que sean sus vínculos con España, tiene una enorme dependencia política y económica de Estados Unidos; y la capacidad española y europea de influir en los asuntos del mundo, en vez de aumentar, decrece.

La cumbre de San José ha sido, a todas luces, un fracaso. «Fracaso» no implica un juicio moral, de bondad o maldad intrínseca de un acontecimiento. Significa solamente que, desde el punto de vista de quien organizó el evento y de los objetivos que definió para él, no se han alcanzado las metas previstas y deseadas. Por lo tanto, bien o mal, la cumbre ha sido un fracaso para la política exterior española, y a partir de ahí podremos valorar el futuro.

Es importante, sobre todo, para no dramatizar más de lo necesario, tomar las cosas en su contexto. Y el contexto de la cumbre iberoamericana de San José es el siguiente: España está cambiando de política exterior, y lo está haciendo de manera rápida y radical; la América hispanófona, por muy intensos que sean sus vínculos afectivos y culturales con España, es una dependencia política y económica de Estados Unidos; y la capacidad española y europea de influir en los asuntos del mundo, en vez de aumentar, decrece.

Un síntoma claro, a los pocos días de la reunión de San José, se ha podido intuir en la reunión de los países del Pacífico en Santiago de Chile. Algunos de los líderes que no consideraron interesante acudir a la reunión patrocinada por el Gobierno de España no han dudado en estar en torno a George Bush. Y es que, en política internacional, como en el mal llamado Derecho Internacional, lo que cuentan son los hechos.

Los países hermanos de América son, por su substrato cultural, parte del mundo occidental. Unos a título pleno, una verdadera Euro-América; otros a título parcial, pero en todo caso indiscutiblemente hispano. Ahora bien, el mundo occidental tiene hoy un único imperio, una única potencia con un mensaje global, con una potencia global, con una voluntad global. Ese imperio no es España, sino que son los Estados Unidos.

Esto puede gustar más o menos, y puede gustar o no el modo de hacer las cosas de los norteamericanos, pero es un hecho. Otro es, por cierto, que también Europa forma parte de esa realidad imperial: compartimos la visión del mundo americana, nos amparamos en la potencia económica y militar americana. La verdad es que Europa, unida, podría tener los medios materiales para desarrollar su propia potencia, autónoma. Pero eso no dotaría a Europa del mensaje ecuménico que todo imperio debe tener para ser tal; y no pueden existir dos imperios con una misma visión del mundo y un mismo origen, y por supuesto que jamás se enfrentarán en imaginarias batallas.

Plantear una rivalidad entre España y Estados Unidos a propósito de América no deja de ser un capricho estéril. España no tiene los medios materiales para tal política, y Europa no tiene los medios morales, supuesto además que quisiese embarcarse unida en semejante empresa. En el camino, si nos obstinamos en recorrerlo acompañados de Hugo Chávez y de Fidel Castro, no sólo nos jugamos nuestra credibilidad como país, sino que además pondremos en peligro nuestros vínculos espirituales y culturales con los países hermanos.

Pascual Tamburri
El Diario Exterior, 24 de noviembre de 2004.
https://www.eldiarioexterior.com/iberoamerica-choque-entre-dos-imperios-2380.htm