Lecciones de una Europa diferente

Por Pascual Tamburri Bariain, 24 de junio de 2004.
Publicado en El Semanal Digital.

Hay más Europas posibles, y si el PP en particular quiere derrotar el euroescepticismo creciente hará bien en descubrirlo. De hecho, tiene en esto una importante baza frente al PSOE.

En las pasadas elecciones europeas, en los 25 países miembros, hubo dos grandes derrotados: los Gobiernos en ejercicio, con excepción del griego y del italiano, independientemente de su color político, y el falso europeísmo burocrático y eurocrático.

Pero no fue una derrota de Europa, sino una derrota de cierta visión de Europa. Un visión que quiere identificarse a sí misma con la únca verdad posible, pero una visión, por eso mismo, esencialmente falsa.

Europa no es un aparado institucional inventado por Schuman y De Gasperi y culminado en la debatida «constitución» que se cierne sobre todos nosotros. Entre otras cosas, no es así porque De Gasperi era, ya en los años 50, un hombre del pasado, una reliquia viva de la sumisión habsbúrgica, un hombre que llevaba décadas fuera de la realidad de su país. La Europa de 1957 era mucho más que la Comunidad Económica. Funcionó, sí, en lo económico, pero no ha logrado cautivar a los pueblos.

Tampoco De Gasperi consiguió cautivar a nadie, en realidad, en su larga y gris carrera política, que puede elevarse a metáfora de una cierta manera de hacer las cosas que no gusta a la Europa de 2004. Y menos a los jóvenes.

Hay más Europas posibles, y si el PP en particular quiere derrotar el euroescepticismo creciente hará bien en descubrirlo. De hecho, tiene en esto una importante baza frente al PSOE, que por definición sólo puede querer la Europa de la burocracia y de la rutina opulenta, la única que conoce. El Pp, en cambio, puede estimular en España un nuevo europeísmo que encaja perfectamente con sus valores y que tiene la ventaja de no parecerse en nada a la Europa aburrida que sólo suscita apatía, abstención u oposición.

El PP puede apostar por una Europa popular y social, por ejemplo. Una Europa que piense en la gente, pero no sólo en sus necesidades materiales y económicas, y desde luego no en los grandes negocios. Una Europa para todos, espacio de justicia social y de nuevos retos frente al futuro.

El PP pede apostar por una Europa de las naciones, que sea europeísta en la medida en que las identidades de las naciones y de los pueblos queden garantizadas como base de todo avance. Una Europa para la gente, que es la que los españoles desean y el PSOE jamás acertará a dar. Fuera complejos.

Por Pascual Tamburri Bariain, 24 de junio de 2004.
Publicado en El Semanal Digital.