Zapatero diseña un PP a su medida

Por Pascual Tamburri Bariain, 18 de septiembre de 2006.
Publicado en El Semanal Digital.

Con su Conferencia Política el PSOE ha empezado a calentar máquinas. En Ferraz y en Gobelas tiene muy claro que de ahora en adelante lo que queda de legislatura son elecciones, con aperitivo autonómico catalán el día de Todos Los Santos y a partir de ahí una cuesta abajo hacia el «gran domingo» de las municipales autonómicas en mayo y las elecciones generales en marzo de 2008 … o cuando le convenga a Zapatero. Y el presidente del Gobierno se ha puesto las pilas con ese horizonte muy claro.

La verdad es que nos podrá parecer mejor o peor desde el punto de vista moral, pero la decisión socialista de «ir a por todas» es irreprochable desde el punto de vista de la política práctica. La legislatura ha agotado sus contenidos, nos queda una interminable batalla electoral y Zapatero va a luchar en ella para ganarla. Usará sus armas, propias e impropias, y las que sus adversarios le dejen, y como el combate parece coger a parte del PP con el paso cambiado Zapatero se está permitiendo un lujo que anunció con todas las letras el pasado fin de semana: el presidente del Gobierno va a dibujarnos la derecha que le conviene.

Zapatero ensalza ahora las virtudes de la derecha del pasado, el centroderecha de la Transición, y lo emplea para atacar al PP de hoy, denunciado literalmente por su deriva hacia una no mejor definida «extrema derecha». Zapatero hace muy bien en construirse una oposición a su gusto, y la oposición hará muy mal en dejarse encorsetar a la medida del presidente. Por supuesto, para Zapatero convienen dos tipos de derecha, que son los dos tipos de PP que en la Conferencia del PSOE se han querido perfilar.

Al PSOE le interesa un PP que pierda las formas y los papeles, que confunda la contundencia y la claridad en la oposición con el exabrupto fuera de lugar y de momento. Un PP que asuste a sus votantes y que caiga en el eterno error de mezclar los principios permanentes con sus expresiones históricas contingentes. Un centro derecha que se ahogase en una combinación de verborrea, marginalidad, conspiracionismo y nostalgia sería, en verdad, lo más parecido a la extrema derecha de la Transición, es decir el rival perfecto para hacer parecer centrado, eficaz y moderado un PSOE que no es ninguna de esas tres cosas ahora mismo.

Y a Zapatero aún hay otro PP que le interesa más que el improbablemente extremista. Un PP que se someta a los dogmas culturales de la izquierda, que aspire a ser sólo una alternativa política pero sin deshacer los entuertos de fondo del zapaterismo y sin barrer los rincones de la casa; un PP sumiso en las grandes líneas políticas, dispuesto sólo, como mucho, a matizarlas y a sustituir ocasionalmente los nombres de los gobernantes. Un «Ministerio de la Leal Oposición», algo parecido a lo que fue el PAN en Méjico en las décadas anteriores a Vicente Fox.

En la calle Génova los líderes «populares», empezando por Mariano Rajoy, deben tener claro aquello de «del enemigo el consejo». Lo que Zapatero anuncia por un lado y pide por el otro del PP es precisamente lo que el centroderecha debe evitar si no quiere que el zapaterismo se convierta en régimen. Es una tarea difícil, pero hay en la masa social ahora movilizada un cierto sentido común que puede convertirse en el mejor criterio de actuación.

Por Antonio Martín Beaumont y Pascual Tamburri Bariain

Por Pascual Tamburri Bariain, 18 de septiembre de 2006.
Publicado en El Semanal Digital.