Demostrado: Robert Downey y Jude Law no son Holmes y Watson

Por Pascual Tamburri Bariain, 17 de enero de 2010.

La película de Guy Ritchie no da la talla frente a la obra de Arthur Conan Doyle. Una edición brillante del primer Sherlock Holmes ofrece a los estudiantes la oportunidad de comprobarlo.

La película de Guy Ritchie no da la talla frente a la obra de Arthur Conan Doyle. Una edición brillante del primer Sherlock Holmes ofrece a los estudiantes la oportunidad de comprobarlo.


Arthur Conan Doyle, Estudio en Escarlata. Traducción de Sandra María Borreguero Sanchidrián. Edición de Consuelo Sanchidrián Cid. Castalia Prima, Madrid, 2009. 224 pp. 9,5 €

Fernando Alonso Barahona nos ha explicado en estas mismas páginas y hace muy poco las diferencias entre la vida del detective Sherlock Holmes tal y como la creó sir Arthur Conan Doyle y la actual versión cinematográfica de Guy Ritchie, Robert Downey Jr y Jude Law. Parece ser una buena película de acción, entretenida, pero adaptada totalmente al gusto contemporáneo mayoritario. Es una pena para el entendido en cine, porque Holmes ha sido durante un siglo una especie de mito estético y cultural, al que no han faltado intérpretes tan variados como dignos, entre los que se ha contado a Basil Rathbone, Peter Cushing, Jeremy Brett, Stewart Granger, Michael Caine, Christopher Lee, Christopher Plummer y Charlton Heston entre otros.

El problema que nuestro crítico de cine afecta en realidad a toda la vida presente de nuestro bagaje cultural pasado. ¿Renunciamos a entenderlo como se creó y nos limitamos a servirnos de él, en el mejor de los casos, para rendir culto al «mercado», o intentamos elevar el nivel cultural del espectador, y del lector, para que pueda disfrutar de las artes en su plenitud? No es un debate nuevo pero Ritchie nos obliga a planteárnoslo.

Quizás no por casualidad la película ha coincidido con la aparición, de la mano de Castalia, de una nueva edición de la primera aventura de Holmes, Estudio en escarlata. No se trata sólo de ofrecer una buena traducción del texto (cosa que sin duda hace en este caso Sandra Borreguero), sino sobre todo de entender las carencias del lector joven de 2010 que le impiden la comprensión, y por tanto el disfrute, de una obra escrita y ambientada en la época victoriana.

El intento de la profesora Consuelo Sanchidrián es atrevido. Ritchie ha optado por usar el argumento y la ambientación general de Conan Doyle para crear una película comercial de nuestro tiempo. Sanchidrián, pensando seguramente en los alumnos actuales de la ESO y Bachillerato para los que este texto está concebido, ofrece claves interpretativas, explicaciones y un contexto que acerque obra y lector sin que la primera pierda su identidad y sin que el segundo se aburra.

Es fácil quejarse de los jóvenes de nuestros días e ironizar sobre sus carencias; sería sencillo reír a costa de las cosas que hace 25, 50 ó 100 años se daban por supuestas y hoy hay que explicar. Castalia y Sanchidrián han optado en cambio por abrir una puerta a la literatura a quienes permanecen alejados de ella en la generación hoy emergente. Y no puede decirse que sea una mala idea.

Pascual Tamburri Bariain
El Semanal Digital, 17 de enero de 2010, sección «Libros».
http://www.elsemanaldigital.com/demostrado-robert-downey-jude-holmes-watson-104349.htm