Por qué las Ciencias les deben ir mejor a los de Letras

Por Pascual Tamburri Bariain, 13 de enero de 2011.

Los grandes conceptos de las ciencias naturales, la física, las matemáticas y la química, se suelen explicar como un privilegio de sabios. Una mujer explica ahora todo lo contrario.

Los grandes conceptos de las ciencias naturales, la física, las matemáticas y la química, se suelen explicar como un privilegio de sabios. Una mujer explica ahora todo lo contrario.


Kate Kelly, Eso no está en mi libro de ciencias. Secretos y hechos poco conocidos de la ciencia que cambiaron nuestras vidas. Traducción de David Cruz. Almuzara, Córdoba, 2010. 280 pp. 19,95 €

Kate Kelly es una divulgadora profesional, circunstancia no muy habitual en España pero sí en Estados Unidos. Escribe para vivir, pero no es una literata –por cuanto no se dedica a la literatura- ni una erudita –por cuanto no expone conocimientos para minorías. Es, pues, una divulgadora. Algo escaso entre nosotros, que nos vemos abocados a traducir para leer muchos libros de divulgación de países extranjeros. ¿Y qué es la divulgación? Hacer accesibles a los más datos e ideas que normalmente sólo algunos sabios producen y manejan, que sólo unos pocos habitualmente interpretan, que muy a menudo sólo nos rozan en aburridos libros de texto y que, sin embargo, hacen que nuestra vida sea como es.

Almuzara con gran acierto presenta ahora el último libro de la autora de Esto no está en mi libro de Historia (americana). Convendremos en que la Historia, aunque no la conozcamos o aunque sólo sepamos de ella lo que entre odio y bostezos nos impusieron en las aulas, afecta a nuestra vida como individuos y como nación. Pues bien, sucede lo mismo con las llamadas ciencias (es decir, las ciencias no humanas… porque que yo sepa la filología, la filosofía y la historia también son ciencias). La biología en todos sus aspectos humanos, animales y vegetales, la geología, la física, la química y también ese humanismo llamado medicina y ese conjunto de técnicas llamado ingeniería son partes de nuestras vidas. El libro de Kelly, por su amenidad y las sorpresas que proporciona, nos hace olvidar el tiempo y el lugar en el que esos saberes se nos hicieron odiosos, por impuestos, y monótonos, en las aulas.

«Saber de ciencias» es, por supuesto, útil. Leer a Kelly nos ayuda a entender que no sólo lo es para quienes mediante el estudio superior de esas ciencias quiere labrarse un jugoso futuro profesional: todos debemos saber muchas cosas básicas «de ciencias», porque las vivimos cada día o cada día vivimos de ellas. Además, y no es poco, porque es divertido. ¿Cuál es la diferencia entre Kelly y nuestros profesores «de ciencias»? Muchos de ellos escriben y hablan tan bien como ella, algunos incluso explican la historia de sus conocimientos y aportan así amenidad a sus lecciones; pero Kelly no cree que «las ciencias» sean la cima última del saber y del progreso, y que a esa cima puedan y deban llegar sólo los que superen la barrera del método científico. Kelly es amena, todos pueden entender qué dice y muchos se sorprenderán leyéndola, porque disfrutarán con materias que les hicieron sufrir en el pasado, o que por el contrario en su primero juventud les hicieron sentir un infundado sentimiento de superioridad.

Nuestra autora, sin ser científica, desmenuza y destripas las bases científico-técnicas sobre las que vivimos en 2011. Es muy interesante pensar en el efecto de este libro en los jóvenes españoles que, entre los 15 y los 18 años y cuando planean cursar estudios superiores, son divididos entre «ciencias» y «letras». Leyendo este libro uno tiene que abandonar la idea de que las ciencias experimentales sean «aburridas», pero también la de que sus estudiosos sean «superiores» por ser «más inteligentes» y dedicarse a algo «más útil». Naturalmente, la división entre «ciencias» y «letras» es una aberración intelectual del mundo contemporáneo, y su mal uso académico un vicio colectivo entre los docentes españoles. La próxima vez que oiga a alguien alabar las capacidades, o no, de un grupo de ciencias, o no, le lanzaré el libro de Kelly. Eso sí, con mucho cariño.

Pascual Tamburri Bariain
El Semanal Digital, 13 de enero de 2011, sección «Libros».
http://www.elsemanaldigital.com/ciencias-deben-mejor-letras-112054.htm