El fin de un régimen y de una carrera política

Por Pascual Tamburri, 6 de abril de 2011.

España vive un fin de régimen. El sistema de Zapatero se está hundiendo y se discute ya abiertamente quién y cuándo le sucederá. Todas las piezas acumulan responsabilidad en Rajoy.

La rendición de ZP. Ha tenido todo el poder político y lo ha usado sin complejos. José Luis Rodríguez Zapatero no optará a un tercer mandato. No es un exceso de generosidad, sino un destello de realismo, porque todas las encuestas destacan sus nulas opciones de volver a gobernar. Pero lo que nunca podremos fingir es que no ha gobernado España: ha gobernado con mano de hierro y sin ahorrarnos ninguno de sus dogmas ideológicos, tanto en lo político como en lo social, económico y cultural. El zapaterismo, esencia contaminada de radicalismo, se hunde, pero deja una herencia para las generaciones que vengan. Aunque los mismos socialistas no sepan qué vendrá después de ZP.

El faisán de Rubalcaba. El heredero más probable es el vicepresidente primero del Gobierno. Pero el proceso no es tan seguro y pacífico como se podía prever, ya que los enredos de los socialistas con la ETA han complicado mucho la imagen pública de Alfredo Pérez Rubalcaba. Sigue siendo el candidato más probable, y el que mejores bazas tiene para enfrentarse al PP. Pero el asunto del Faisán va a forzar a una contraofensiva socialista antes de 2012. ¿Cuál? Salvo que Rubalcaba y el PSOE hayan cambiado de confesor, vamos a asistir a un despiadado fuego de contrabatería contra el PP utilizando las reuniones con la ETA de los Gobiernos de José María Aznar. Una versión de algunas de esas actas ya la publicó Gara el 1 de mayo de 2000 y el 7 de marzo de 2006, y aunque la fuente es la que es hay frases que pueden hacer mucho daño a este o a cualquier PP y por supuesto a todos los PSOEs imaginables (no nos engañemos: también aquello fue «colaboración con banda armada»). Desde «el diálogo normalmente suele desbordar las perspectivas iniciales» hasta «el interés de saber si el Estado español está dispuesto a aceptar y actuar democráticamente en el proceso en curso en Euskal Herria» pasando por que «si Aznar no admitiera la existencia de un conflicto que es evidente, no hay más que ver la Historia y las hemerotecas, si no existiera ese conflicto no estaríamos aquí».

La ministra «discutida y discutible». A poco de llegar al escenario, Zapatero nos deslumbró con su ocurrencia de que España, la nación, era para él un «concepto discutido y discutible». Debía de serlo, cuando puso al frente de las Fuerzas Armadas a una afiliada del PS catalán, que no se distingue precisamente por su patriotismo. Qué mejor que una ministra de Defensa, probable heredera de todo el patrimonio político zapateril, que Carme Chacón. Si opta a la herencia el espectáculo será muy notable.

Una generación de «huérfanos». Dice José Blanco que se siente «huérfano» a cuenta de la retirada de Zapatero, y seguramente no es el único. Desde su ascenso en 2000, Zapatero ha reordenado a su gusto el socialismo español. Ha jubilado casi enteras a las generaciones anteriores de líderes, y ha dado la alternativa a la generación de Blanco. ¿Qué pasará ahora, con su retirada?

Andalucía, última estación. En mayo se tambalea lo que queda de poder autonómico socialista. La acumulación en escándalos en torno a la familia Chaves y en las amistades de Griñán hacen verosímil y hasta probable lo que hace un par de años habríamos considerado absurdo, como es la victoria autonómica de los populares de Javier Arenas. Si llega a suceder algo así, o simplemente con que llegue a ser posible, nada volverá a ser igual en la política española. Aunque no tiene por qué ser un paraíso de leche y mieles para el PP.

La hora de la responsabilidad. Políticamente, y también electoralmente, las cosas vienen mal dadas para el PSOE. No es de extrañar que Zapatero quiera ahorrarse, y endilgar a otro, el previsible batacazo, además de la tarea de gobernar un país ahogado por la crisis y la parálisis. María Dolores de Cospedal viene avisando, cada día en un punto de España, de las horas difíciles que les van a tocar. La previsible victoria de Rajoy no es, por una parte, aún segura –ni lo será hasta que se vea-, pero sobre todo no es ningún regalo de lujo, porque implica una enorme y nada fácil responsabilidad, la misma de la que Zapatero se escapa. No son dos hombres muy parecidos, la verdad.

Pascual Tamburri Bariain
El Semanal Digital, 6 de abril de 2011, sección «Ruta Norte».
http://www.elsemanaldigital.com/blog/regimen-carrera-politica-113758.html