Donde Juan Luis Cebrián y César Vidal se dan la mano sobre la crisis

Por Pascual Tamburri, 4 de junio de 2012.

Líderes mediáticos de la izquierda, de la derecha (y del centro) coinciden en asociar religión y crisis. Aparentemente enfrentados a muerte, les une el rechazo a la tradición española.

Una de las polémicas más encendidas en el centroderecha español es la generada por una reciente serie de artículos de César Vidal en su blog de Libertad Digital. Con su prosa y su habitual erudición, Vidal propone una vez más, y probablemente convierta en libro, una versión actualizada de la idea de Max Weber: el capitalismo primero y la revolución industrial después nacieron, arraigaron y crecieron antes y mejor en sociedades definidas por el protestantismo, en opinión de ambos.

No es de hoy la idea, pero desde luego la crisis es un buen momento para que trate de proponerla quien la crea y para que todos podamos debatir sobre su fondo. La cuestión crucial es si la reforma anti romana implicó un cambio de valores incluyendo el prestigio de la riqueza y del enriquecimiento, la reconsideración del trabajo, la asociación del progreso y el éxito materiales al éxito en la vida y así sucesivamente. Casi todas las iglesias reformadas habrían seguido ese camino, en especial el calvinismo, y habrían supuesto la vertebración de sociedades más sanas en opinión de quienes compartan esta visión de las cosas, éticamente superiores y abiertamente dispuestas a asociarse a una visión del mundo que diese, como el capitalismo, amplio espacio al lucro individual con todo lo que esto supone.

La polémica, incluyendo insultos personales, está más que alimentada como para que yo entre ahora en ella. Es evidente que Roma –con permiso del santo marqués de Peralta- ha tenido y tiene otra visión del trabajo, del mérito, del lucro, de la usura, de la especulación, del progreso, de la riqueza y de la pobreza, evidente también si uno no comparte el determinismo de Weber ni está tan seguro de que podamos asociar una cosa a la otra. La Ucronía con la que César Vidal ha terminado su serie me ha parecido especialmente atractiva, precisamente porque no estoy muy seguro de que tenga razón. Es una excelente argumentación, que recurre con brillantez a una técnica que los historiadores tienen demasiado pudor en utilizar, pensando cómo viviríamos si, por ejemplo, España hubiese sido protestante y no católica.

¿Tendríamos crisis si Carlos V hubiese cedido ante Lutero o su hijo ante Calvino? No creo que ni el monje agustino ni el benévolo reformador de Ginebra hayan estado en condiciones de hacer milagros ni de cambiar la naturaleza humana, pero es interesante pensarlo. De un modo parecido debe pensar, sorprendentemente, nada menos que ¡Juan Luis Cebrián! Hace unos años el consejero delegado de PRISA, ex director de El País y ex jefe de los Servicios Informativos de la TVE franquista defendía otra ucronía, no tan distinta en definitiva de la de Vidal: «Sin las Cruzadas y la Inquisición, sin la insidiosa Reconquista ibérica, podríamos haber asistido al florecimiento de una civilización mediterránea, ecuménica y no sincretista, en la que convivieran diversos legados de la cultura grecolatina, lo mismo que conviven hoy las dos Europas, la de la cerveza y el vino, la de la mantequilla y el aceite de oliva, en una sola idea de democracia«. ¿Qué belleza, verdad?

Siendo optimistas, hay que creer que ni a Vidal ni a Cebrián les gusta la España de 2012, y buscan en su pasado el momento en el que las cosas que se torcieron. No sólo para lamentarse, sino porque ambos creen que todavía estamos a tiempo. ¿A tiempo de qué? De enmendar los «errores» de nuestros antepasados, siendo el básico de éstos su sumisión a Roma, ora en la Edad Media ora en la Modernidad. El líder mediático de la izquierda progresista y uno de los portavoces más cualificados del centroderecha liberal-capitalista coinciden (y seguramente no les gustará, pero si uno lo piensa no debe sorprender) en que «no tuvo que ser así, y todavía podría no ser así» .

Me encanta el ejercicio intelectual de la ucronía. Y este es un país dicen que libre, en el cual uno puede escribir contra Roma a pesar de una formación y un entorno sociopolítico de partida (y de privilegio) tan católico como el de Cebrián (hijo) o a pesar de ser escritor con unos lectores mayoritariamente católicos de formación, de principios e incluso de práctica como el de Vidal. Sois libérrimos, hijos míos, que decía aquél. Me sorprende, o quizá no tanto, ver a un socialista militante y a un liberal devoto unidos contra Roma. A ninguno de los dos les sorprenderá que, desde el respeto y aun desde el cariño, muchos no les sigamos en la ucronía y sigamos queriendo una España mejor que no deje de ser ella misma. Algunos progres zurdos o diestros, incluyendo bastantes otrora de misa diaria, llaman a eso esencialismo. Sea en hora buena.

Pascual Tamburri Bariain
El Semanal Digital, 4 de junio de 2012, sección «Ruta Norte».
http://www.elsemanaldigital.com/blog/donde-juan-luis-cebrian-cesar-vidal-mano-sobre-121972.html