Demostrado, Wert se equivocaba… ¡porque se quedaba corto!

Por Pascual Tamburri, 13 de agosto de 2013.

Regalamos becas y estudios medios y superiores a personas sin capacidad, ni voluntad, ni mérito. Por pura demagogia. Hacía falta que alguien lo dijese, aunque venza el miedo.

Falta menos de un mes para que empiece otro curso. Debería ser el último de vigencia del sistema educativo progre-socialista que nos ha llevado al fracaso colectivo. Pero ya veremos. El ministro de Educación, José Ignacio Wert, se ha convertido en uno de los hombres menos queridos y entendidos de la España de 2013. Su proyecto de Decreto de Becas y Ayudas al Estudio recogía una idea tomada del programa del PP y de los valores genuinos del centroderecha español. Una idea útil en tiempos de crisis económica y espiritual y aún más ante un sistema educativo que funciona mal hace muchos años: la herética idea de dar las becas públicas al estudio según los méritos del estudiante.

Empecemos por aclarar algo que la izquierda y parte de los gestores centristas prefieren negar. Más o menos el 85% del coste de una plaza de estudiante en una Universidad pública lo paga el Estado, para todos. Las tasas de matrícula cubren sólo el resto. Así que tenemos una «ayuda universal al estudio«, pagada por el contribuyente a todos los que se matriculan. Una ayuda que es aún mayor en otros niveles no obligatorios de la educación (Bachillerato y FP) y a la que se añaden en cientos de miles de casos las polémicas becas.

¿Por qué le hicieron bajar un punto la nota a Wert? No proponía echar de las aulas a estudiantes meritorios, sino usar los resultados académicos para la obtención o mantenimiento de las becas. Con la LOU, la LODE, la LOGSE y la LOE, que han hecho de España un país académicamente taaan brillante, triunfante, admirado, basta un 5 para obtener una beca (más la subvención general). Ahora mismo, alcanzado el cinquillo en el mejor de los casos, es becado por el Estado el alumno cuyos ingresos sean más bajos. No se considera para premiar el estudio ningún otro criterio de capacidad, de vocación, de voluntad, de esfuerzo; es decir ningún mérito académico, léase notas.

¿Tan terrible era pedir sólo un 6´5 para premiar a algunos estudiantes? Regalar dinero y títulos académicos a personas que no quieren estudiar, que no pueden estudiar bien, que no estudian lo necesario, es tirar el dinero. Pero me niego a hacer de esto una cuestión de dinero, de crisis o de paro. Los estudiantes superiores son depositarios de la vocación de saber y de crecer en sabiduría –amore scientie facti exules, pero no les voy a contar a ustedes mi propia tesis- y deben ser los líderes morales (más aún que políticos o materiales) de la España de mañana. Titular masas de incapaces no sólo es una ruina: es un suicidio colectivo seguir por el camino de Maravall, Solana y Rubalcaba y sus insospechados admiradores de centro.

Todos los españoles con capacidad y mérito tienen derecho a estudios superiores. Universalizar el derecho a los estudios superiores, extendiéndolos a quien ni quiere ni puede aspirar al saber y la excelencia, y encima que lo pague Hacienda, es una locura. Pontificar que «nadie es más que nadie» no es «igualdad de oportunidades«, es demagogia hortera y condenar a la mediocridad precisamente a los buenos estudiantes con menos medios. Es garantizar la ruina y la sumisión futuras de España. Por eso Wert acertaba, y se quedaba corto.

Pascual Tamburri Bariain
El Semanal Digital, 13 de agosto de 2013, sección «Ruta Norte».
http://www.elsemanaldigital.com/blog/demostrado-wert-equivocaba-porque-quedaba-corto-130620.html